Cuando iba a beber un brebaje mortal escucha absorto el jubiloso toque pascual de las campanas. Arroja la copa de veneno y sale a la calle con su discípulo Wagner. Un perro les sigue, el cual entra también a la habitación de fausto cuando este retorna. El perro se hincha desmesuradamente, arde y de las llamas surge un caballero.
Era Mefistófeles, el diablo.

Con la ayuda de Mefistófeles seduce y se burla de margarita, una hermosa niña.
En un lance fausto da muerte a Valentín, un arrogante soldado, hermano de margarita, quien esta inculpada de dar muerte a su propia madre y a su hijito. Las aventuras de fausto no le causan a este sino sinsabores.
Mefistófeles conduce a fausto al palacio del rey. El reino atraviesa una grave crisis económica. Pero Mefistófeles la salva. En seguida, desciende con fausta hasta las mismas entrañas de la tierra.
De vuelta al reino le presta eficaz ayuda el diablo y el doctor, al soberano, en una guerra. El rey le concede a fausto una provincia. Excitase desaforadamente su ambición.
Conviertese en un amo muy rico y poderoso. Más no se siente feliz. Ciego y anciano maldice de su suerte. Pronuncia la frase secreta del pacto. Acude Mefistófeles, pero no puede llevarse su alma. Por haberse mantenido esta pura, a pesar de todo lo ocurrido, se apoderan de ella los espíritus celestes.